El huracán Helene ha dejado una estela de destrucción a su paso por el sureste de Estados Unidos, causando al menos 41 muertes y provocando daños catastróficos en varios estados. El ciclón tocó tierra en Florida como un poderoso huracán de categoría 4, desencadenando inundaciones históricas, vientos devastadores y cortes de energía a gran escala.
Florida, Georgia, Carolina del Sur y Carolina del Norte son los estados más afectados por la tormenta. En Florida, las comunidades costeras como Cedar Key y Perry han quedado prácticamente arrasadas, con viviendas destruidas, negocios inundados y escombros esparcidos por todas partes.
Las autoridades han reportado un número creciente de víctimas mortales, incluyendo bomberos y una niña de cuatro años. Miles de personas han perdido sus hogares y se enfrentan a una larga y difícil recuperación.
Las inundaciones han sido especialmente devastadoras, con algunas zonas registrando niveles de agua superiores a los tres metros. Las autoridades han advertido sobre el riesgo de deslizamientos de tierra en las zonas montañosas y han impuesto toques de queda en algunas localidades para facilitar las labores de rescate y recuperación.
La tormenta ha causado interrupciones generalizadas en los servicios básicos, dejando a millones de personas sin electricidad y agua potable. Los equipos de emergencia están trabajando arduamente para restaurar los servicios esenciales y brindar asistencia a las comunidades afectadas.
El presidente Joe Biden ha declarado el estado de emergencia en varias zonas afectadas y ha autorizado la liberación de fondos federales para ayudar en las labores de recuperación. La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) ha desplegado equipos de rescate y asistencia humanitaria en la región.
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