El caso de Ana Josefa García Cuello, la militar acusada de decapitar a su hija, ha puesto en el centro del debate la situación de los reclusos con enfermedades mentales en el sistema penitenciario dominicano.
La defensa de García Cuello ha apelado la decisión judicial que la envió a prisión preventiva en Najayo Mujeres, alegando que su clienta sufre de esquizofrenia. A pesar de la orden judicial de realizar una evaluación psiquiátrica por parte del INACIF, esta aún no se ha llevado a cabo.
El Defensor del Pueblo, Pablo Ulloa, ha expresado su preocupación por este caso, señalando que la situación de García Cuello refleja un problema más amplio: la falta de atención adecuada a los reclusos con trastornos mentales en las cárceles dominicanas. Ulloa ha criticado el alto porcentaje de personas en prisión preventiva, muchas de las cuales presentan condiciones psiquiátricas no diagnosticadas ni tratadas.
«Es inaceptable que personas con enfermedades mentales graves sean encarceladas sin una evaluación adecuada y sin recibir el tratamiento que necesitan», afirmó Ulloa.
El artículo 64 del Código Penal dominicano establece que las personas con trastornos mentales graves no pueden ser consideradas responsables penalmente. Sin embargo, en la práctica, muchos reclusos con enfermedades mentales son enviados a prisión sin que se cumpla con este principio legal.
La situación de García Cuello ha generado un llamado a las autoridades para que:
- Fortalezcan los servicios de salud mental en las cárceles.
- Aumenten los recursos del INACIF para realizar evaluaciones psiquiátricas oportunas.
- Garanticen el cumplimiento de los derechos de los reclusos con enfermedades mentales.
- Revisen los protocolos de clasificación y tratamiento de los internos con trastornos psiquiátricos.
Este caso pone de manifiesto la necesidad de un sistema penitenciario más humano y justo, que reconozca la complejidad de los problemas de salud mental y brinde a los reclusos las herramientas necesarias para su recuperación.
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