
Tras las elecciones de 2020, un debate sobre la mejor forma de contar los votos ha cobrado fuerza en Estados Unidos. Algunos legisladores republicanos, impulsados por teorías conspirativas sobre fraude electoral, exigen un recuento manual de papeletas. Sin embargo, expertos electorales coinciden en que este método es menos fiable, más lento y logísticamente complejo que el conteo por máquinas, tradicionalmente utilizado en el país.
Estudios demuestran que el recuento manual es más propenso a errores. Un estudio en Nueva Hampshire reveló que los trabajadores electorales cometieron errores en hasta un 8% al contar manualmente, mientras que la tasa de error en el recuento mecánico es del 0.5%. Además, el conteo manual es mucho más lento.
En Pensilvania, el recuento manual sería «poco práctico», según Marc Meredith, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Pensilvania. El gran número de votos por correo en el estado haría que el proceso de conteo manual fuera extremadamente largo y complejo.
El tiempo de conteo se extiende considerablemente con el recuento manual. En el condado de Cobb, Georgia, el recuento manual de sólo los votos presidenciales (397,000 papeletas) tomó cinco días con cientos de personas trabajando. Se estima que contar todas las contiendas en cada papeleta utilizando los mismos procedimientos habría tomado 100 días.
Países como Francia utilizan el recuento manual, pero sus elecciones son más sencillas. En Estados Unidos, las papeletas son más complejas, con múltiples contiendas locales, estatales y federales. En grandes ciudades como Filadelfia o Los Ángeles, un recuento manual sería poco práctico y llevaría demasiado tiempo.
El recuento manual solo se utiliza en algunos casos específicos en Estados Unidos. En Pensilvania, se recurre a este método para auditorías post-electorales, utilizando muestras aleatorias de papeletas. Estos recuentos se realizan sin la necesidad de comunicar los resultados de forma inmediata, a diferencia de las elecciones generales.
En conclusión, la evidencia sugiere que el recuento manual de papeletas es menos preciso, más lento y menos práctico que el conteo por máquinas. Las teorías conspirativas que impulsan la demanda de recuento manual no tienen fundamento, y la experiencia muestra que este método presenta desafíos logísticos y de precisión que dificultan su implementación a gran escala en las elecciones estadounidenses.
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