
Se cumplen dos años de uno de los eventos meteorológicos más devastadores en la historia de Santo Domingo. El 4 de noviembre de 2022, una lluvia torrencial sin precedentes, con más de 260 milímetros de agua caída en pocas horas, superó cualquier registro histórico, dejando una huella imborrable de muerte, destrucción y trauma en la población.
Ocho personas perdieron la vida aquel día. Las imágenes de calles convertidas en ríos, vehículos arrastrados por la corriente, familias desplazadas y un caos generalizado, permanecen grabadas en la memoria colectiva. Barrios vulnerables como Las 800 quedaron completamente sumergidos, dejando a cientos de familias sin hogar y sin sus pertenencias.
A pesar de que han pasado dos años, las secuelas del diluvio siguen presentes.
Muchas familias aún viven en condiciones precarias, y el proceso de reconstrucción en las zonas afectadas ha sido lento. La tragedia puso de manifiesto la urgencia de prepararse para los desafíos del cambio climático y la imperiosa necesidad de invertir en infraestructuras resilientes que puedan soportar eventos meteorológicos extremos.
Sin embargo, la tragedia también reveló la solidaridad y el espíritu de lucha del pueblo dominicano, que se unió para brindar ayuda y apoyo a los afectados. El recuerdo de este evento sirve como un llamado a la acción para fortalecer la capacidad de respuesta ante desastres naturales y prevenir futuras tragedias.
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