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Lisandro Torres al dia

La cruda realidad de los niños que sobreviven en las calles de Santo Domingo

agosto 13, 2024

La vida en las calles de Santo Domingo es una lucha constante para muchos niños que se ven obligados a trabajar para sobrevivir. Su día a día se convierte en una rutina agotadora, llena de necesidades y sueños truncados.

Desde las 6:00 de la mañana, estos pequeños salen de sus hogares sin desayunar, con la ropa desgastada y las chancletas en los pies. Muchos no tienen pasaje para llegar a su destino, por lo que deben mendigar en el camino o tomar el metro o las guaguas con la esperanza de que alguien los ayude.

Mientras sus compañeros disfrutan de la educación en las escuelas, estos niños trabajan en las calles, vendiendo paletas, dulces, chocolates o «cuidando» vehículos.

Historias de superación y sueños rotos

Juan, un niño de 11 años, se ve obligado a vender paletas en un parque de diversiones para ayudar a su madre, quien tiene ambas piernas amputadas. Su sueño es ser médico para ayudar a los demás, pero su realidad le obliga a dejar de lado sus aspiraciones por el momento.

Pedro y José, primos que viven en Guaricanos, también se dedican a la venta de dulces en las estaciones del Metro. A pesar de la pobreza y la falta de oportunidades, ambos sueñan con un futuro mejor, con un trabajo digno que les permita dejar atrás la vida en las calles.

Jorge, de ascendencia haitiana, vive en una cueva en la ciudad. Espera a que los clientes de los restaurantes le den una propina por «cuidar» sus vehículos. Su sueño es ser profesor, pero la pobreza y la violencia policial le han truncado su camino.

La realidad de estos niños es una muestra de la profunda desigualdad social que existe en la República Dominicana. Se necesita una acción urgente para proteger a los niños que viven en la pobreza y brindarles oportunidades para un futuro mejor.

Las autoridades deben enfocarse en políticas que garanticen la educación, la protección y el acceso a la salud para todos los niños, sin importar su origen o situación social.

La sociedad también juega un papel crucial en la protección de estos niños. La solidaridad, la empatía y el apoyo pueden marcar la diferencia en sus vidas.

Es momento de que todos nos involucremos para cambiar la realidad de los niños que viven en las calles de Santo Domingo.

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