El 11 de septiembre de 2001, el mundo se paralizó ante una tragedia sin precedentes. Dos aviones comerciales fueron secuestrados y estrellados contra las Torres Gemelas del World Trade Center en Nueva York, causando la muerte de casi 3.000 personas de más de 90 países.
Aquella mañana, que parecía un día cualquiera, se convirtió en una pesadilla cuando un Boeing 767 se estrelló contra la Torre Norte a las 8:46 a.m. Apenas 18 minutos después, otro avión impactaba la Torre Sur. Las llamas y el humo se elevaban hacia el cielo, mientras los servicios de emergencia luchaban por controlar la situación.
La ciudad de Nueva York se convirtió en un caos. Miles de personas quedaron atrapadas en las torres, mientras otras huían despavoridas. El colapso de las torres, a las 9:59 a.m. y las 10:28 a.m., respectivamente, fue transmitido en vivo por televisión a todo el mundo, dejando una profunda huella en la conciencia colectiva.
Pero la tragedia no se limitó a Nueva York. Un tercer avión se estrelló contra el Pentágono, y un cuarto se precipitó a tierra en Pensilvania, después de que los pasajeros intentaran recuperar el control.
A 23 años de esta tragedia, los atentados del 11-S marcaron un antes y un después en la historia de Estados Unidos y del mundo. Provocaron una guerra global contra el terrorismo y llevaron a cambios significativos en la seguridad nacional y en la forma en que vivimos en la actualidad.
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