
La reciente DANA que azotó Valencia dejó una estela de destrucción y sufrimiento, impactando especialmente a la comunidad dominicana residente en la región. Varios connacionales enfrentaron horas de angustia y desesperación, viendo cómo la furia de las aguas se llevaba consigo seres queridos y sus hogares.
Robert Santos Rodríguez, Hanser de los Santos y Junior Enríquez Durán Sánchez son algunos de los que compartieron sus desgarradores testimonios, narrando la impotencia y el miedo que experimentaron durante la catástrofe. Sus experiencias revelan el profundo impacto emocional y psicológico de la DANA, poniendo de manifiesto la necesidad de una mejor preparación ante eventos climáticos extremos y la implementación de políticas públicas más efectivas para proteger a la población.
A pesar del dolor y la pérdida, la solidaridad ha sido un pilar fundamental para la comunidad dominicana. Se han unido para apoyarse mutuamente, reconstruir sus vidas y honrar la memoria de los fallecidos.
Sin embargo, la herida sigue abierta, especialmente para Durán Sánchez, quien fue víctima de un engaño, evidenciando la necesidad de transparencia y rendición de cuentas en la gestión de la ayuda humanitaria. Su experiencia destaca la vulnerabilidad de las víctimas ante la desconfianza y la manipulación durante las emergencias.
La experiencia de esta comunidad dominicana en Valencia sirve como un llamado de atención sobre la importancia de la prevención, la planificación y la gestión transparente de la ayuda en situaciones de desastre.
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