
La muerte de la leyenda del béisbol dominicano, Osvaldo Virgil, se ha visto ensombrecida por una amarga disputa familiar por su herencia. Incluso días antes de su velatorio, sus hijos y su viuda, Berenice Rodríguez, protagonizaron un enfrentamiento público.
Rodríguez, quien estuvo casada con Virgil durante los últimos 25 años, acusa a los hijos del expelotero de haber obtenido un poder para cobrar su pensión mensual de US$12,000, otorgada por el sindicato de peloteros. Esta disputa ha escalado hasta el punto de que se ordenó una autopsia al cuerpo de Virgil, decisión que contradice la voluntad de su viuda.
La principal controversia gira en torno a la pensión. Si bien las normas del sindicato de peloteros establecen a la esposa como principal beneficiaria en caso de fallecimiento, existen excepciones y condiciones específicas que podrían modificar la distribución de los fondos. El monto de la pensión de un jugador de Grandes Ligas se calcula en función de los años de servicio y la edad de inicio del cobro, pudiendo variar significativamente.
La disputa legal que se avecina promete ser compleja y dilucidar quién tiene el legítimo derecho a la pensión del fallecido. La batalla legal seguramente eclipsará, al menos por un tiempo, el extraordinario legado de Virgil como el primer dominicano en jugar en las Grandes Ligas en 1956. Su pionera trayectoria inspiró a generaciones de peloteros dominicanos y su impacto en el béisbol nacional permanece imborrable, a pesar de la triste controversia que rodea su partida.
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