
Los Yankees de Nueva York sorprendieron a todos al derrotar contundentemente a los Dodgers de Los Ángeles por 11-4 en el cuarto juego de la Serie Mundial, disputado en el Yankee Stadium. La victoria, lejos de ser una simple victoria, evitó una barrida de los Dodgers y reavivó las esperanzas del equipo neoyorquino de conquistar el título.
El héroe indiscutible de la noche fue el joven campocorto Anthony Volpe, quien conectó un grand slam en la cuarta entrada que cambió el rumbo del partido. Su potente batazo, que sobrepasó la cerca del jardín izquierdo, dejó a los Dodgers sin respuesta y desató una euforia desbordante en el estadio. El batazo de Volpe no solo puso a los Yankees al frente en el marcador, sino que también galvanizó a todo el equipo, impulsándolos a una ofensiva implacable.
La sólida actuación de los bateadores neoyorquinos, combinada con una defensa impecable, neutralizó por completo el ataque de los Dodgers. Los californianos, que habían llegado al juego con una ventaja considerable en la serie, vieron cómo se desvanecía su dominio ante la fuerza ofensiva de los Yankees.
Con esta victoria, la serie se mantiene viva y la presión se desplaza hacia los Dodgers. El triunfo de los Yankees envía un claro mensaje: la Serie Mundial está lejos de terminar, y los Bombarderos del Bronx están listos para pelear por el campeonato.
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