
Después de las elecciones en Venezuela, donde Nicolás Maduro se autoproclamó vencedor en medio de acusaciones de fraude, cientos de venezolanos se están apresurando a salir o regresar a su país antes de la inminente suspensión de los vuelos comerciales con República Dominicana. El régimen de Maduro anunció que los vuelos entre ambas naciones se suspenderán este miércoles a las 8:00 de la noche.
Desde tempranas horas de la mañana de este miércoles, los venezolanos comenzaron a llegar al Aeropuerto Internacional de Las Américas, con la esperanza de abordar los últimos aviones disponibles que los llevarían de regreso a su tierra. Muchos llegaban acompañados de sus familias y con la esperanza de reunirse en un país donde los ciudadanos han salido a las calles en defensa de la libertad.
El ambiente en el aeropuerto era tenso, con rostros serios y tristes que reflejaban la incertidumbre del regreso. Las filas para facturar maletas no tenían sonrisas; en cambio, los viajeros mostraban la seriedad de aquellos que regresan a un lugar desconocido, sin saber qué les deparará el futuro. Esta incertidumbre, marcada por el peso de la dictadura, se hacía palpable entre los viajeros que se apresuraban a salir.
Valentina Páez, en una de esas filas, aguardaba su turno para abordar un vuelo hacia Caracas. Aunque no estaba dispuesta a hablar mucho, compartió que su familia y su hija la esperan en casa. Originalmente había planeado un vuelo desde Punta Cana al día siguiente, pero al enterarse del cierre de la conexión de vuelos, decidió comprar un billete para regresar de inmediato. “No me devolvieron el dinero”, lamentó.
La tristeza era evidente en sus palabras. Como muchos otros, Valentina se siente atrapada en la incertidumbre de un regreso. «No sé cuándo voy a volver», afirmó, dejando entrever su preocupación por la situación en su país, en un momento decisivo y peligroso en su historia. Sin embargo, en pocas horas, se reunirá con su hija en Caracas, un encuentro que trae tanto alegría como inquietud.
Cerca de Valentina, otros compatriotas, también con semblantes serios, preferían permanecer en silencio. Jorge Medina, quien se encontraba unos metros adelante en la fila, explicó que él y su esposa habían llegado a República Dominicana por trabajo hace veinte días. Regresa apresuradamente a su país tras las elecciones fraudulentas y a pocas horas de que se materialice el cierre del espacio aéreo. “Tomamos un vuelo hacia el estado de Barcelona, allí nos esperan familiares”, compartió con un tono de esperanza entre la preocupación.
La situación sigue siendo crítica para muchos venezolanos que necesitan enfrentar una realidad incierta en su país, esperando que el futuro traiga cambios positivos.
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